At Eternity’s Gate
- CineMamerto
- 9 mar 2019
- 3 Min. de lectura
Un viaje al interior de un artista.
Director: Julian Schnabel
País: Francia
Año: 2018

At Eterniy’s Gates, literalmente traducida como a Las Puertas de la Eternidad, es una película que narra la historia de el pintor Vincent van Gogh durante el tiempo que estuvo en la ciudad de Arles, Francia. Al principio estaba algo recio de verla, ya que es otra historia de un pintor que está más que sobre explicada, y a su vez sobre explotada y que hasta cierto punto hace parte del mito del pintor y su obra, pero al transcurrir de los minutos me di cuenta de que era una película algo diferente, que no era otra historia más del pintor, sino una versión en primera persona de lo que pudo llegar a ser su relación y sus motivaciones con la pintura, y obviamente su supuesta enfermedad mental, digo puedo llegar a ser ya que todo lo que se sabe de él es por medio del mito que hay alrededor de la persona.
Desde el principio sabemos que cinematografía nos está intentando decir algo, con plano secuencias en primera persona, que hacen la vez de sus ojos, y vemos que algo no está bien; si entendemos que lo que vemos son lo que él ve, podemos notar ciertos trazos de luz que bien se asemejan a sus pinturas, con esas pinceladas fuertes y cortas, es una buena forma de empezar este viaje y hacernos entender que evidentemente el personaje ve el mundo de una manera muy diferente a la de nosotros. De la mano de Willem Dafoe como van Gogh en un gran papel, la película hace viajar al espectador por el nunca confirmado trastorno afectivo bipolar que sufre el pintor, plasma la torpeza social, cambios drásticos de emociones, algo de agresividad y una obsesión por ser un buen pintor. Cabe destacar que van Gogh hizo todo lo posible por ser pintor, pero nunca sintió que tuviera un talento especial, y las personas tampoco apreciaban sus obras, situación que se ve ampliamente a lo largo de la película, la cual el Dafoe aprovecha para plasmar la mejor parte del artista, y era su perseverancia y constancia.
La parte cumbre de la película, como se esperaba para todas las personas familiarizadas con la vida del autor, es la llegada de Paul Gauguin a Arles, la cual, según la película, se debe a la petición del Theo van Gogh para que acompañe a su hermano. Gauguin, un famoso pintor de la época, el cual personalmente no me parece muy brillante, pero tenía una gran influencia en en Vincent la cual desencadena una de las historias más famosas y reconocidas relacionadas con un pintor, y es la automutilación de la oreja por parte de van Gogh y la posterior huida de Gauguin de Arles. A continuación van Gogh es encerrado en un sanatorio mental, y da paso a una de las escenas más conmovedoras y fuertes que he visto en una película, una especie de monólogo consigo mismo, pero realmente está hablando con un psiquiatra, pero lo que realmente está haciendo el director es poner a van Gogh a romper la llamada 4 pared y hablarle a la audiencia y hacerle entender que efectivamente está loco, que su medicina es la pintura, que no le importa ser despreciado pero que su deber en la vida era ser pintor, con una gran actuación y elaboración de personaje de Willem Dafoe, que le valió varias nominaciones a mejor actor.
Como conclusión, quiero decir que no es una película de la vida del pintor, para eso está Cartas a van Gogh, y poderosamente ejecutada, es una película del viaje interno del pintor y cómo concibe su obra y porque pintó lo que pintó, seguramente la mayoría de los diálogos no son reales, ya que al ser reconocido después de que murió como un gran artista, los datos de su vida son algo erróneos y solo se tienen las cartas a su hermano para tener una idea, pero eso no nos debe distraer de la intención del director Julian Schnabel, el cual se vale de técnicas que le dieron anteriormente éxito como en la escafandra y la mariposa, y esa virtual “primera persona” que nos mete en el lugar del personaje y de alguna u otra manera nos hacen sentir cierta empatía.
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